Es fascinante, ¿no creéis?

Fascinante que, de todos los caminos que podríamos haber escogido, nos encontremos en este.

De todas las vidas que nos podrían haber tocado, estemos aquí presentes. Esteis aquí, escuchándome.

Existen fuerzas más allá de mi comprensión que me guían desde que tengo uso de razón. No recuerdo ni cuándo ni cómo empezó mi interés por los símbolos, por los iconos. Lo que ocultan, lo que expresan a nivel inconsciente, esos patrones que se repiten en el imaginario colectivo, entre civilizaciones separadas entre océanos de aire.

Es fascinante.

Fascinante el cómo conceptos viscerales, formas de apariencia aleatoria, velan por esa sabiduría primitiva. Esa, que parece que el ser humano comienza a obviar en pos de la razón.

Esa capacidad expresiva. La capacidad de emocionar. De transmitir.

Símbolos con significados intrínsecos en nuestro ADN, surgen en los albores de los tiempos, se renuevan según civilizaciones caen, renacen, evolucionan, se transforman; en ese ciclo sin fin que es la cultura.

Es magia lo que rodea la palabra escrita. Todo comienza casi como un trance, una suerte de ritual, el proceso creativo como un conjuro.

Cuando lenguaje y forma danzan de forma armoniosa, estos tienen el mismo poder en el consciente colectivo como lo tiene la ecuación de música y poesía.

Fascinante el cómo la tipografía y su forma pueden transmitir tanta emoción, tanto, que muevan pasiones, transmitan conocimiento de forma tan potente, para dejar constancia, para ser inmortales en un mundo efímero, sobrevivir al fluir del tiempo.

Fascinante el conocimiento.

El conocimiento es una conversación. Contactar con el mundo, llegar al quid de la cuestión, investigando, indagando, hablando, analizando los recovecos de la cueva en cada solución.

Buscando. Siempre buscando.

A veces me pregunto qué me movió a dedicarme a vivir por el diseño gráfico. A veces creo encontrar la respuesta en cómo doy forma a conceptos, a indagar en el potencial expresivo de a nivel inconsciente que tiene la letra, experimentar con ella. Palparla, sentir su tejido, su textura, resaltar su alma, añadirle la dimensión del tiempo.

En el fondo, muy en el fondo, escucho ese murmullo incesante, esa vibración constante en las hebras que conforman mi ser.

Elegiste la ciencia de los iconos, los caracteres, los símbolos.

Elegiste desentrañarlos, deconstruirlos, crearlos.

Elegiste seducir al subconsciente, crear conocimiento.

Mi nombre es Celia Martínez Alonso.

Elegí ser diseñadora gráfica.

Elegí Tipografía.
 


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